Me encanta cuando mis emociones se desbordan. Amor, odio, nostalgia, frustración, ira, alegría, pena, euforia, tristeza, melancolía...
Esas veces de debilidad o fuerza que muestran quien realmente eres. Bien sea en la intimidad, tras una discusión con tu familia. O en grupo tras una alegre noticia. Sea cuando sea, sea como te sientas, cuando una de esas emociones y sentimientos se desborda, es la mejor sensación del mundo. Cuando estés lleno de cólera, ciego por amor o en un mar de lágrimas, no pensaras que eso es lo mejor. Pero el día que apoyado en tu cama comiences a pensar en esas veces en las que explotaste, te darás cuenta de lo diferente que eres cuando una emoción se apodera de ti.
En plena oscuridad, antes de dormirte y con la mirada perdida en el techo o con los ojos cerrados en un desesperado intento de dormirte, te acuerdas de aquella vez que te sentiste tan feliz, y sonríes de forma casi automática al recordar ese desborde de alegría y júbilo. Y justo después cuando das media vuelta y te apoyas sobre tu hombro, te acuerdas de aquel primer amor, o de aquel primer beso y esa sonrisa vuelve a ti.
Inmerso en un mar de recuerdos, te duermes y despiertas al día siguiente, esperando que tus sentimientos se desborden alguna otra vez, para que, no solo el resto, sino tu mismo, te des cuenta de quien y como eres.
Estoy más que seguro que al leer te has sentido identificado en una o dos cosas o en todo lo que pone. Espero que haya sido asi, ya que ese es uno de los fines de mi blog, transmitir lo que yo pienso y que os sintais de acuerdo.
Gracias por leerlo ^^