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domingo, 30 de marzo de 2014

¿Quién Soy yo Para Hablar del Cambio?

¿Por qué tenemos tanto miedo al cambio?
¿Por qué nos cesta tanta salir de nuestra zona de confort?
¿Por qué no nos atrevemos a actuar sin pensar en las consecuencias? ¿Por qué somos tan racionales?
¿Por qué nos cuesta tanto admitir ese temor...? ¿Es que acaso no lo vemos?

No a todo el mundo le afecta de igual manera y no para todo el mundo os mismo cambios tienen un mismo impacto, es decir, puede que para una persona irse de casa sea una liberación pero para otra se un castigo.
Por otro lado, hay gente que vive en un constante cambio,  aunque no se podría denominar cambio, se debería denominar inestabilidad o crisis (que para quién no lo sepa también significa cambio o elección), esa gente que vive de un lado para otro, que cambia de trabajo, de círculo de amigos, tiene muchas relaciones... Para estas personas el cambio sería la estabilidad y la organización, pero no son capaces de atreverse a dar el paso...

Ponerme de ejemplo no es algo que me guste hacer, pero en este caso viene bien, creo yo. Yo nunca he tenido una relación estable, nunca la he buscado es cierto, pero tampoco nunca la he rechazado, siempre he sido de disfrutar cada momento con la persona a la que le correspondía el momento, pero nunca me había parado a pensar que quizás exista una persona a la que le correspondan todos los momentos. Y es que es fácil encontrar personas para cada instante de tu vida, es fácil vivir experiencias apasionantes, bonitas, estremecedoras, tristes, excitantes, es fácil vivir todo tipo de experiencias encontrando una persona diferente para cada una de ellas, pero lo difícil es encontrar una persona con la que vivir todas ellas...aunque visto de este modo...realmente lo difícil no es encontrar esa persona, lo difícil es dejar de tener una experiencia por cada persona, para tener muchos con una persona. Porque en ningún momento he dicho que no se esté a gusto, es más, te acostumbras a que así sea.
Por eso siempre he dicho que me gustaría tener novia, pero a la hora de la verdad soy muy exigente conmigo mismo y con el criterio que impongo y sinceramente... Supongo que no es más que algo que hacemos para excusarnos por no hacer ese cambio, nos escudamos en que no estamos preparados, en que no saldrá bien...
Pero...¿Cómo podemos saber que esa nueva oferta de trabajo en el extranjero no sea la que nos lleve a ser un alto cargo en una empresa de renombre? ¿Cómo podemos saber que no estaremos a la altura de una relación? ¿Cómo sabremos que no podemos si no lo intentamos? ¿Cómo vamos a descubrir al mundo que nos rodea si tenemos miedo de dar hasta un pequeño cambio?

Dar un paso adelante significa avanzar.
Nadie dice que sea la forma correcta o que vaya a salir bien, pero ten por seguro que quieto, estático, parado donde estás no serás capaz de descubrirlo. Ten por seguro que la maravilla de perder y equivocarse nos hace más grandes. Ten por seguro que aunque a nadie le guste equivocarse, está bien hacerlo alguna vez, siempre y cuando signifique que has dado un paso al cambio.
La frase "De los errores se aprende" está ya muy oída pero es cierta y tiene un mensaje más allá qué unas meras palabras reconfortantes para quién falla. Son palabras que nos alientan a intentarlo, nos dicen que fallemos, que cambiemos, que nos atrevamos.

Pero al fin y al cabo, ¿Quién soy yo para hablar del cambio?

jueves, 20 de febrero de 2014

El Chico de la Parte de Atrás

Cuando me monto en un autobús, me gusta sentarme en la parte final de éste para así poder pensar en mis cosas, escuchar música o simplemente abstraerme del mundo tangible. Pero al final siempre me acaba ocurriendo lo contrario, me fijo en la gente del autobús, en como visten, o gesticulan, con quien hablan, que estudian o de qué hablan, a veces hasta bajo el volumen de lo que estoy escuchando para así poder oírles. Les escucho hablar, decir tonterías la mayoría de las veces, pero otras, una minoría, descubres cosas que te gustan y obviamente, no te vas a meter en su conversación. Digo obviamente, pero realmente no lo pienso así, estaría genial meterte en la conversación de alguien, hacer tu aporte y entablar una conversación, eso sin que suenes como un degenerado que espía sus conversaciones... Todo puede pasar....
Es tras ese momento cuando la máquina comienza a funcionar fervorosamente. Te paras y analizas sobre qué harías tu si fueras ellos o si te pasase a ti lo que le sucede al de al lado.

En otras ocasiones miras a ese maravilloso mundo que tienes a tu lado. Esa ventana llena de paisajes, historias y múltiples detalles, que pasan desapercibidos, en los que tratas de fijarte y tratas de pensar sobre lo que sucede a tu alrededor, todo ello mientras vas subiendo el volumen de la música ya que el grupo de al lado no te deja oír ni tus propios pensamientos. Manejas un abanico enorme de ideas y pensamientos que surgen por el mero hecho de observar.

Por último llega el estado de abstracción en en el que ya sumido en tus pensamientos, pronosticas cómo va a ir el día, que vas a cenar o que tienes pensado decirle a la persona que te gusta cuando llegues. Todo gira en tu cabeza, desde el más nimio detalle del primer pasajero que entró al autobús hasta tus más profundos y sinceros pensamientos, pasando por las historias que vive el resto de gente y que son incapaces de pararse a observar lo bello que es cada uno de los detalles de su entorno y no saben lo mucho que se pierden.

Tú sigues pensando y cavilando sin parar, por ti y por ellos. Y es entonces cuando no queda nadie más en el autobús y llega la hora de bajarse y pasar a formar parte de la imaginación de otra persona, porque: ¿Quién sabe en qué estará pensando el chico de la parte de atrás?


Gracias por leerlo, no sabría como "categorizar" esta entrada pero espero que de verdad os haya gustado.

miércoles, 29 de enero de 2014

Desde el cariño

De repente un día te sientes vacío como si algo que tenías se haya desvanecido y a pesar de no saber que es e incluso estando alegre, sientes que a fin de cuentas te falta algo.

Por mucho que te miras, no llegas a reconocerte. Es como si algo que has tenido, de la noche a la mañana te falta.
Tiendes a no prestarle atención y acabas olvidándolo. Pero más adelante vuelve a ti esa sensación de vacío y necesidad. Y ahí estas tú, de pie, sereno, mirándote y tratando de encontrar qué falta. Qué es lo que tenías que ahora no tienes y que al irse ha dejado una gran huella tras de sí...
Probablemente, sea el anhelo por el cariño lo que te hace sentirte desganado a veces, aunque anhelar es una gran palabra. Quizás simplemente eches de menos ser querido por la gente de tu alrededor o al menos sentirte querido.
Y es que todos necesitamos dar cariño y compartirlo, pero aún más necesitamos recibirlo. De nuestra madre, hermanos, amigos o esa persona que te hace ver que eres especial al menos para ella.
Todos queremos que nos quieran y nos dediquen buenas palabras y es cuando nos faltan estas cuando empezamos a olvidarnos de lo que era darlas.
Dar y recibir. Es un intercambio. Uno tan imprescindible para el otro que cuando uno falta, sientes como si una emoción o un sentimiento se desprenda de tu cuerpo. Como, si dejases atrás una parte de como eras. Y es que puede parecer en esencia algo difícil de creer. Pero el cariño, el sentirnos valorados, queridos, aunque sea de forma fraternal, el sentirnos reconocidos, es uno de los motores que mueve nuestra vida. 
Y es cuando falta, como otras muchas cosas, cuando nos damos cuenta de lo necesario que es en nuestro día a día, esa pequeña sonrisa o ese comentario que muestra cariño.
A veces un abrazo inesperado a una persona que parezca no necesitarlo significa mucho más de lo creemos.

Mucho tiempo he tardado en escribir y simplemente ha sido porque no he sabido sobre que hablar, he tratado de escribir, me he sentado a meditar pero no me salían las palabras, por lo que de este modo, se podría decir que inauguro una nueva etapa de este pequeño proyecto que empecé hace mucho tiempo ya, este pequeño rincón donde comparto lo que se podía denominar como Filosofía Cotidiana.

¡Ah! Y feliz 2014 :)