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jueves, 13 de septiembre de 2018

Selva

Fuertes son los brazos del hombre que levantan cimientos donde antes no había nada. O eso me gustaría decir...

Crueles son los brazos del hombre que levantan cimientos donde Natura antes era reina.

Ingenuos somos los cuerpos que no nos damos cuenta de esto, hasta que un ave levanta nuestra vista y la iguala a la suya. Es entonces donde desde el cielo vemos lo crueles que son los brazos del hombre; asustado huyes.
Huimos...

Comienza la búsqueda de un lugar donde no hayan llegado sus brazos y encontrarlo no produce júbilo alguno. Mas tristeza en su lugar es lo que hay. Tristeza porque estando allí estático, donde los brazos no han sido capaces de llegar, te das cuenta de que algún día llegarán y convertirán la tranquilidad y serenidad del reino en una selva artificial poblada de seres.

Poblada de seres. Con suerte. Pues no siempre los brazos levantan cimientos por necesidad sino por egoísmo y avaricia. Genera más tristeza, si fuera posible, pensar que la única causa que justifica la selva artificial, como es albergar la vida, ni siquiera exista.

Impasibles los brazos del hombre que levantan cimientos sin pensar en Natura, que ya no es reina porque por culpa de sus brazos no tiene donde reinar.