Páginas

martes, 19 de diciembre de 2017

Devén

Hace tiempo hubo un filósofo que dijo que la vida, el alma, el conocimiento, la realidad, todo lo que conocemos es como el agua de un río. No deja de fluir. Aunque miremos todo el tiempo al mismo punto del río nunca estaremos viendo el mismo agua. 
Las cosas siguen su cauce y su curso. Tenemos que entender que esto es así y tenemos diferentes opciones:
Remar a contracorriente luchando porque nada fluya. Bien es sabido que quien lucha a contracorriente se acaba ahogando...
Seguir parados mirando en ese mismo punto y ver que todo fluye menos nosotros. Que no somos más que una laguna estancada.
Dejarnos llevar por la corriente sin ser participes de su dirección simplemente ir sobre el agua, cómoda y fácilmente pero de manera aburrida.
O también podemos ser la corriente y girar si queremos girar o fluir si queremos fluir.

Ninguna decisión es mala, ninguna es negativa. Quizás sí unas más atractivas que otras. Es más estoy seguro que todos hemos sido el pez inconformista que nada a contracorriente. Que ha habido veces que lo único que queríamos era abstraernos y dejar que todo pasase, sumidos en nosotros mismos como el agua estancada. Otras veces habremos fluido con la corriente a su merced a ver hasta dónde nos lleva. Siendo los protagonistas pero sin una sola línea en el guión. Y por supuesto ha habido veces que hemos seguido la corriente a nuestro gusto, desviándonos, volviendo, atravesando lagunas, siendo arroyos, siendo grandes, sintiéndonos poderosos...

A pesar de lo que ocurra, todo tiene su cauce y todo cambia. La vida nos termina poniendo en el lugar que tenemos que estar, con las personas que tenemos que estar y en el momento en que tenemos que estar y aun con todo. Puede cambiar. Puede cambiar en cualquier momento.
Porque todo es cambio.

Asumámoslo.

Todo cambiará y todo pasará y que cambie no significa que lo bueno se vuelva malo, quizás lo bueno se vuelve mejor, lo malo puede que se vuelva peor o simplemente lo bueno cambie y siga siendo igual de bueno o lo malo deje de ser malo. 
Ante todo esto es nuestra elección disfrutar o no disfrutar del cambio.


"Algo es ahora pero dejara de serlo inmediatamente, para pasar a ser otra cosa" 

jueves, 12 de octubre de 2017

La sobrevida

La sobrevida está llena de pruebas y retos. Unos fáciles, otros difíciles, otros son invisibles y otros no queremos verlos. 
Somos nosotros quiénes elegimos como afrontarlos: luchando contra ellos y ganando; resistiendo y que sean ellos los que se rindan; aprendiendo a ver los que no podemos ver o girando el cuello para no ver los que tenemos más cerca.
¿Pero por qué decidimos huir? ¿Por qué huir si sabemos que no es una solución? ¿Por qué girar el cuello y poner la mejilla en lugar de apretar los dientes y avanzar?
¿Qué sentido tiene aparentar que todo va bien? En la sobrevida nada va bien. Pero eso no significa que vaya mal. Significa que va. 
¿Te parece poco? 
Saber que algo avanza significa que aprendemos, que conocemos, que vemos. 
Entonces si la sobrevida va ¿Por qué no queremos ver donde?
¿Tanto miedo hay a lo malo que sabemos que puede pasar, que en lugar de optar por la revolución optamos por la sumisión? Y no hablo de trivializar y reducir un problema porque eso, eso es revolución.
Y no hablo de no dar importancia a algo porque quizás no deba tenerla.
Hablo de rendirte al resultado, ser el cuervo que saca tus propios ojos. 
Ojos que no ven corazón que no siente es una mentira más de la sobrevida. Es una más de sus pruebas y la más difícil de superar de todas. Los ojos siempre han de ver y nosotros seremos capaces de gestionar porque al fin y al cabo, la sobrevida eres tú y tu eres la sobrevida y por eso hay que sobrevivirla. 



Últimamente sólo escribo frases o poemas cortos y esto no deja de ser un diálogo más en mi cabeza.

lunes, 21 de agosto de 2017

Estigia

Aún con todo no fui capaz de decirle que sí. En el fondo si le hubiera dicho que sí, me estaría engañando a mí mismo. Pero diciéndole que no, también. 
Me había acobardado.
Por decirlo de alguna forma me imagino a un niño y una niña jugando en un arroyo, cada uno a un lado de él. Se tiran agua, saltan junto al arroyo, caminan hablando durante horas. Se divierten. Un día ella le dice que salte a su lado y caminen juntos. En ese momento el niño prefirió seguir en su lado jugando con ella, porque no sabía lo que podría encontrar al otro lado del arroyo. Tenía miedo. El niño ya conocía todo lo que había en su lado y estaba seguro de poder ser feliz con todas esas cosas. Al menos lo suficiente.
[Lo que nadie le dijo al niño es que cruzar ese arroyo no significaba perder todo lo que había en su lado. Quizás al otro lado se encontraban las mismas cosas él conocía, pero también podía haber otras y no tendría que ir solo a descubrirlas porque tendría a su lado a su compañera. Pero ya era tarde para ese niño y para esa niña.]

-Creo que deberíamos parar...


Página 41 de la "novela" aún no escrita.

viernes, 24 de marzo de 2017

II – Jean-Michel Blais

-Parece que tarda mucho en llegar. ¿No crees?
-Disculpa. ¿Nos conocemos?
(Estaba todo casi vacío y de todos los bancos o asientos ha tenido que sentarse a mi lado)
-No. No nos conocemos, pero parece que llevas tiempo esperando por algo.
-¡Ah! ¿Sí? ¿Y por qué piensa usted eso?
-Puede que sea una simple corazonada o la forma en que miras la vida pasar. Esos ojos tuyos no miran lo que está justo en frente de ti, esos ojos no se preocupan por mirar lo que tienen delante y lo que está pasando, esos ojos tuyos no están aquí.
(Guau… En parte sí me siento así, como que nada de lo que ocurra ahora me importa) Me quedé mudo.
Esa persona sentada a mi lado fue quien rompió el silencio.
-¿Te puedo preguntar algo?
-Sí, claro.
-¿Disfrutas del día a día?
(Vaya pregunta más rara).
-Mmm… Sí, supongo que sí.
-Eso está bien.
-¿A qué te refiere con que está bien?
-Ya sabes… 
(No, sin duda alguna, no tengo ni idea de lo que me está hablando).
De repente me quedé mirando a su boca. Estaba sonriendo, se notaba como la sonrisa se elevaba hasta las mejillas y cómo sus ojos se cerraban. Simplemente sonreía. Me moría de ganas de preguntarle el porqué de esa sonrisa, pero aún más quería saber a qué se refería.
-No, en realidad no lo sé. ¿Podrías explicármelo por favor?
-A pesar de que tus ojos no estén aquí, tu cabeza sí lo está.
-¿Cómo puede ser eso posible?
Esa sonrisa se convirtió en una leve carcajada.
-Realmente es sencillo, estás aquí sentado, hablando con una persona que no conoces, estás disfrutando de este momento pero sin dejar de pensar en tu próximo destino ¿No es así?
-Vaya… ¿Eres vidente?
(Aunque no soy de las personas que crean en este tipo de cosas, estaba seguro que lo que esta conversación no era normal).
Rio de nuevo. Sus ojos estaban prácticamente cerrados por la carcajada que acababa de soltar. Transmitía completa tranquilidad y alegría.
-En absoluto -Dijo aún con una sonrisa-
-¿Y cómo eres capaz de saber eso simplemente mirándome?
-Me lo has dicho tú todo. Yo simplemente he hecho las preguntas adecuadas.
-¡Mierda! –Exclamé-
Se acababa de ir el tren al que estaba esperando, pero por alguna razón no me molestaba, quería seguir hablando con aquella persona.
-¿Qué ha pasado?
-Nada. Se acaba de ir el tren que esperaba.
-¡Vaya! Ha sido culpa mía que te he entretenido.
-No te preocupes.
-Parece que quisieras haberlo perdido.
-No es que quisiera perderlo…se podría decir que no quería subirme. Me está gustando esta conversación, aunque se haya ido, pronto volverá otro. Sin embargo tengo la sensación de que esta conversación es única.
-A eso me refería
-¿A qué concretamente?
-Tienes los ojos en el futuro, en ese futuro no ves una conversación como esta.
-¿Y eso es malo?
-Podría considerarse pesimista, aunque en este caso esos ojos te incitan a aprovecharla ahora que la tienes.
-O sea que es bueno.
-No soy quién para decidir si es bueno o es malo. Si dentro de unos días piensas en esta conversación y te arrepientes de haber perdido el tiempo con una persona desconocida en una estación de tren, puede que sea malo. Por otro lado, si recuerdas este momento con buenas sensaciones quizás sea bueno.
No se le borraba esa sonrisa en ningún momento, realmente me encontraba a gusto teniendo esta conversación.
En ese momento pasó una mujer a la que se le cayó un pañuelo que llevaba apoyado en el bolso, me giré y me levanté para recogerlo del suelo y devolvérselo. Lo hice con una sonrisa la cual esa persona me devolvió.
-Perdona por levantarme tan rápido. –Dije mientras me giraba para sentarme de nuevo-
Pero allí no había nadie…
Esa persona con la que estaba hablando no estaba. Me levanté con un gran impulso, dejando mi bolsa en el banco. Miré a mí alrededor pero no estaba. Era fácil saberlo, ya que en la estación en este momento estábamos la mujer a la que se la había caído el pañuelo y yo. No daba crédito…
(¿Acaso ha sido real? Quiero decir…sé que había estado hablando con alguien, aunque tampoco le puedo preguntar a nadie si me ha visto porque estábamos solos).

Llegó el tren que tenía que coger, me monté y encontré sitio rápidamente. Me acomodé en silencio, aún no estaba seguro de lo que había ocurrido. Saqué de mi bolsa la libreta, tenía que apuntar toda la conversación.
Llegué a mi parada, salí de la estación aún estaba todo oscuro, era de noche. Saqué de la bolsa los cascos y pulsé aleatorio. “II – Jean-Michel Blais” me devolvió el reproductor. Caminé hasta el portal, encendí la luz y subí por las escaleras hasta el tercero. Entré en casa.
La luz de la calle se dejaba ver al fondo por las rendijas de las persianas. Me descalcé, bebí agua, tiré la bolsa encima del sofá, me deshice el nudo de la corbata y me tumbé en la cama pensando en todo lo ocurrido.


La única imagen que me venía a la cabeza era una y otra vez aquella sonrisa de aquella persona. Tirado en mi cama le devolví esa sonrisa sin saber muy bien porqué… me alegraba de no haberme subido a ese tren y de haber tenido aquella conversación…al final me quedé dormido.


Lo primero de todo espero que te haya gustado, sé que es diferente y como todo lo que escribo, tiene un mensaje que espero que hayas logrado entender. Aunque considero que lo he hecho algo complicado pero no imposible.
Lo segundo quiero plantear un par de preguntas.
  • ¿Quién has imaginado que es la persona con la que habla?
  • ¿Hasta que aparece el tren, dónde creías que ocurría la conversación?




viernes, 17 de febrero de 2017

La Posibilidad de Sentirme Visitado

Todo a nuestro alrededor es tecnológico, la lavadora, la nevera, el roomba, todo. Vivimos en una sociedad cómoda. Antes para comunicarnos llamabas a tus amigos al fijo de casa para ver si salía, antes, hablo de hace 10 años, si no menos. Unos años atrás hacíamos ronda y pasábamos a buscar a nuestros amigos a casa. Si retrocedemos más, llegaremos a las cartas. Enviar un texto de la longitud de este, tardaba unos dos días en ser leído, si todo iba bien y recibir una respuesta, tardaba otros dos días, siendo optimistas.

Hoy en día son las 21:10 y puedo escribir un mensaje a mi madre diciéndole que no voy a cenar y: le llega al instante, evito (si quiero), hablar de por qué no voy y si no lo lee, culpa suya, a las 21:10 tenía el doble tick.  Ahora bien, que no tarden en contestarnos a nosotros más de un milisegundo que le hundo el pecho.

Y avisar a tu madre es un mísero ejemplo, por culpa y gracias a las redes sociales nos hemos hecho valientes. Antes dejarlo con tu pareja requería una confrontación directa, discutir con un compañero o un familiar, lo mismo. Sin embargo hoy en día es sumamente fácil ser capaz de decir todo tipo de cosas sin siquiera mostrar un gesto en la cara. Esta tecnología es la inyección anestésica que utiliza nuestra sociedad hoy en día para que cada vez sintamos menos. De la comodidad a la impasibilidad, en un simple doble tick.


Podría dedicar la entrada al completo a este tema, pero lo voy a dejar aquí por ahora. Porque al igual que las redes sociales nos han convertido en setos, también han generado un nuevo sentimiento. Una especie de búsqueda de aprobación constante con un afán por mostrar lo que hacemos como si fuese relevante y/o le interesase a alguien, pero que por otro lado, eres capaz de que te de igual quién lo vea, sólo quieres que sea visto. Y esta palabra es la que considero clave, ser visto, y que nos hagan ver que nos han visto. Y digo sentimiento porque no todas las personas tienen por qué sentir lo mismo.  ¿Por qué hacemos esto?

Punto número 1, porque podemos, tenemos la posibilidad de subir una foto, escribir un tweet o redactar un texto como éste y sabemos que le va a llegar instantáneamente a muchas personas.

Y punto número 2, a todos nos gusta sentirnos aceptados y sentir que lo hacemos bien (que no significa que lo necesitemos). Y es aquí donde llega la magia. Genera adicción. Es fácil, es rápido, es reconfortante. Por contraposición si no recibes visitas o likes, simplemente subes un texto de Paulo Coelho con una foto del verano pasado y listo. Dado que la sociedad está anestesiada, les da igual que no lo hayas escrito tú, simplemente es guay y a ti te sirve para tu propósito de ser visto.

Por lo que se cierra un círculo, comparto mi contenido inútil, lo ve gente impasible, subo más contenido para la gente impasible, más gente lo ve y así y así y así.

Piensa en cuándo has querido que alguien en concreto vea o lea algo, seguramente se lo hayas hecho llegar y seguramente no te reconforte que lo vea. (Aunque te molestaría que lo hiciera justo al contrario que cuando subimos una nueva foto).

No digo que esté mal subir fotos y compartir contenido en absoluto y tampoco creo que todas las personas que lo hacen necesiten sentir ese nuevo sentimiento. Simplemente fíjate a tu alrededor quién comparte contenido y de la manera en qué lo hace y fácilmente sale a la luz.

Y bueno, pongo fin a esta reflexión por hoy. Primera de muchas, espero. En Facebook escribí que me gustaría que me diérais temas sobre los que escribir, llevo mucho tiempo sin hacerlo y creo que no es lo mejor que podía salir, pero lo creáis o no, han sido varios los folios con borratajos hasta que ha salido algo que considero decente y no muy extenso, ya que este tema da para unas cuantas cañas. 
Agradecer a Patricia, Adrián y Nuria por proponer el tema, espero que os haya gustado y que haya conseguido contestar un poquito con mi mera opinión a lo que proponíais.

Espero vuestras respuestas.

-Feliz 2017-