Páginas

lunes, 21 de agosto de 2017

Estigia

Aún con todo no fui capaz de decirle que sí. En el fondo si le hubiera dicho que sí, me estaría engañando a mí mismo. Pero diciéndole que no, también. 
Me había acobardado.
Por decirlo de alguna forma me imagino a un niño y una niña jugando en un arroyo, cada uno a un lado de él. Se tiran agua, saltan junto al arroyo, caminan hablando durante horas. Se divierten. Un día ella le dice que salte a su lado y caminen juntos. En ese momento el niño prefirió seguir en su lado jugando con ella, porque no sabía lo que podría encontrar al otro lado del arroyo. Tenía miedo. El niño ya conocía todo lo que había en su lado y estaba seguro de poder ser feliz con todas esas cosas. Al menos lo suficiente.
[Lo que nadie le dijo al niño es que cruzar ese arroyo no significaba perder todo lo que había en su lado. Quizás al otro lado se encontraban las mismas cosas él conocía, pero también podía haber otras y no tendría que ir solo a descubrirlas porque tendría a su lado a su compañera. Pero ya era tarde para ese niño y para esa niña.]

-Creo que deberíamos parar...


Página 41 de la "novela" aún no escrita.