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viernes, 23 de febrero de 2018

Azul

Camino. Camino mucho y muchas veces no sé a dónde. 
Suelo caminar con la cabeza fija en mis pasos y no sé por qué, hoy me ha dado por mirar la cielo... Es precioso. Azul. Sin una sola nube que lo pinte o manche así la hegemonía del color. Un azul que he visto más veces pero que nunca me había parado a mirar en detalle. 
Sigo caminando y no dejo de mirar el cielo. Me tiene completamente ganado. 
-Tengo que subir a lo más alto para poder ver hasta donde alcanza el color. Me digo a mí mismo. 
Lo más cercano es un edificio, al que no sé muy bien cómo, logro subirme hasta la azotea. Allí ni el ruido molesta al vasto paisaje azul que está sobre mi cabeza. Me tumbo en el suelo de la azotea. Está frío pero no le doy importancia ya que sigo hipnotizado por el color. Me parece increíble que sea azul y ya está. Sólo azul. Después de un tiempo que desconozco estando en aquella posición, me incorporo y sigo queriendo ver hasta dónde alcanza el color. Me inquieta ver que nada molesta al cielo. Ni una sola nube. Ni rastro de la estela de un avión. Y me atrevo a decir que en todo este tiempo no he visto ni un triste pájaro. 
Estoy de pie en la cornisa ya que no puedo ir más allá. Pero sigo mirando hacia arriba. Me pongo de puntillas y coloco mi mano sobre mis cejas como el niño que se cubre del sol para ver más allá del horizonte, y hasta donde mis ojos pueden ver, sigue siendo azul. Mi mirada esquiva los edificios que tengo delante y aún con todo. No hay rastro de mancha. Es perfecto. Tan azul y tan perfecto que me enfada. ¿Por qué está tan tranquilo y nada le molesta? ¿Por qué está tan a gusto y nadie se atreve si quiera a pintarle una raya o llamarle perdedor...? ¿Por qué él puede estar sólo y yo no?
¿Qué pasa, que sólo estando en lo más alto se puede estar tranquilo? ¿Acaso yo aquí abajo no puedo ser feliz? ¿Te crees mejor que yo porque eres grande y respetado? ¿Te sientes feliz haciéndonos ver a los demás que somos meros insectos a tu lado, que somos mierda? ¿¡TE HACE FELIZ!?
Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.
La impotencia se apoderó de mi. Envidio al cielo, quiero llegar a él...

Así que salto.


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