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lunes, 12 de noviembre de 2018

Metamorfosis

Pensar en Gregor Samsa y en cómo todo le cambio de un momento a otro. Yo aún sigo esperando que me ocurra lo que a él le pasó solo que en sentido figurado. No me gustaría morir con ocho patas para arriba.
Pero sí me gusta fantasear con la idea de que mañana puede que me levante y sea algo completamente diferente a lo que soy hoy.
Un afán por reaparecer. Y por reexistir. Por revivir todo ello sin que cese quien hoy soy.
Pensar que hay tanta gente asustada de lo novedoso y yo aquí alabando y suspirando por el señor Gregor Samsa. Porque todo cambie pero no por necesidad. Ni siquiera porque esté pasando un mal momento. Simplemente que se rompan todos mis esquemas. Lo más probable es que yo, por fantasear con ello, jamás lo consiga. Ya que soy consciente de lo que deseo. Y de forma paradójica creo que por ser conocedor ya jamás podré tenerlo. Ya jamás podré experimentar una auténtica transformación.
No estoy triste. Envidio a Gregor Samsa y a la vez me apiado de él. Le envidio porque jamás podré experimentar lo que el vivió. Y me apiado porque no deseaba lo que vivió.

Supongo que ese es uno de los círculos que giran en continuo y mantiene el ahora en estático movimiento. El querer vivir algo que sabes que no nos puede ocurrir. Y saber que el que al que le pase y no lo desee se sentirá el mayor desdichado. 
Como debió sentirse Gregor Samsa.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Selva

Fuertes son los brazos del hombre que levantan cimientos donde antes no había nada. O eso me gustaría decir...

Crueles son los brazos del hombre que levantan cimientos donde Natura antes era reina.

Ingenuos somos los cuerpos que no nos damos cuenta de esto, hasta que un ave levanta nuestra vista y la iguala a la suya. Es entonces donde desde el cielo vemos lo crueles que son los brazos del hombre; asustado huyes.
Huimos...

Comienza la búsqueda de un lugar donde no hayan llegado sus brazos y encontrarlo no produce júbilo alguno. Mas tristeza en su lugar es lo que hay. Tristeza porque estando allí estático, donde los brazos no han sido capaces de llegar, te das cuenta de que algún día llegarán y convertirán la tranquilidad y serenidad del reino en una selva artificial poblada de seres.

Poblada de seres. Con suerte. Pues no siempre los brazos levantan cimientos por necesidad sino por egoísmo y avaricia. Genera más tristeza, si fuera posible, pensar que la única causa que justifica la selva artificial, como es albergar la vida, ni siquiera exista.

Impasibles los brazos del hombre que levantan cimientos sin pensar en Natura, que ya no es reina porque por culpa de sus brazos no tiene donde reinar.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Dos mundos


NO SE LEE EN FORMATO MÓVIL SIENTO SER TAN GAÑÁN 




                        ELLA                                                                                                      ÉL

Estoy cansada de que todo el mundo en algún          Que chica tan guapa... No puedo dejar de mirarla.
momento se me quede mirando. Aun cuando                       Su lunar atrae completamente mi atención.
estoy a mis cosas, si levanto la cabeza,                                                     Resalta en su tez pálida casi tanto 
mi mirada siempre se cruza                                                                                              como sus ojos negros.
con los ojos de alguien que me estaba mirando                                   Desviando mi atención totalmente.
antes y a saber por cuanto tiempo.                                                                          Me tiene casi hipnotizado.
Sé que es cosa de éste maldito lunar.                               Bajo la cabeza para seguir estudiando y cuando
Me paso horas mirándolo en el espejo                              me quiero dar cuenta estoy otra vez mirándola.
maldiciéndolo. Desde que soy pequeña                                  Mirando esa marca en su pómulo izquierdo.
le he dicho a mi madre que me lo quiero                                                    Me resulta sumamente atractivo.
quitar, porque la gente siempre me mira.           Atractivo como lo eran los lunares de aquellas mujeres
Ella jamás me ha apoyado. Me dice que                           con las que soñaba mi padre y que si estuvieran
no es tan grande. Tiene razón no es grande,                          hoy en día en portada soñaría medio mundo
poco más que la ruleta de un reloj de pulsera.                                              Liz Taylor... Marilyn Monroe...
Pero no es el lunar lo que no soporto,                                       Lunares tan atrayentes como el sol mismo.
sino la atención que desprende.                                                  Joder...mira que no es más que una marca,
Me cansan las miradas y cada día más.                                       pero no puedo dejar de mirar a esta chica.
Ahora estoy sentada en la biblioteca,                                                                      Si levanta la cabeza y me ve
escribiendo esto y seguro que levanto la cabeza                                                      mirándola tan fijamente.
y hay alguien mirando...Efectivamente,                       seguramente va a pensar que soy un degenerado...
hay un chico con sus ojos clavados en mí.                                                                     pero no puedo evitarlo.
¡Qué pesadez! Me pone negra ¿Que cree?                                                           Me temo que hoy no estudio.
¿Que es mierda o una mancha o maquillaje?                                                                                        Lo siento.
¿Acaso no ha visto nunca un lunar? 
¿Que me lo he pintado antes de salir de casa?....




martes, 17 de julio de 2018

Insomnio

Apenas me tengo en pie. No recuerdo muy bien cuándo ha sido la última vez que he dormido una noche entera. A mi cabeza no dejan de llegar avisos y alarmas. Cuando por fin consigo dormir suena de nuevo el estridente sonido que me levanta del letargo. Bueno, levanta... Suponiendo que me he llegado a dormir.

Son las cuatro de la mañana, otra casa más se está derrumbando a causa del fuego y es mi deber ir. He perdido la cuenta de las que he conseguido salvar y las que se han caído consumidas por el apetito de las llamas. Ocurre cada noche, sólo de noche. Sólo de noche, joder. ¿Cuánto llevo ya sin dormir?

Llego, y por primera vez en todos estos días no me pongo manos a la obra de inmediato. No sé si es el sueño o que es la primera vez que me paro a observar el fuego como algo más que mi enemigo.
Esas llamas de más de 3 metros devoran lo que se encuentran a su paso. Están haciéndose dueñas de todo y si siguen así conquistarán los alrededores. 
Por suerte no hay nadie cerca aparte de mí. Los cristales de las ventanas explotan. Se escucha la madera del suelo crepitar. Se puede ver cómo poco a poco la fachada negra por el humo se entorna anaranjada al ser envuelta por las llamas. Es un paisaje infernal y aún con todo, es hermoso. ¿Qué será eso tan mágico que tiene el fuego, que cautiva la mirada y se adueña de mis pensamientos?

Esa mezcla de colores amarillo, naranja y rojo. Ese calor y esa sensación reconfortante que de repente me hace experimentar. Sentir el movimiento envolvente de las llamas. Perseguir con la mirada una de ellas, ver cómo desaparece y se fusiona con el resto, para que al poco tiempo despunte otra llama y pienses: "Esa es". Sentir que el tiempo no pasa y que si pasa no importa.
Sentir que por un momento puedo controlarlo, puedo domarlo y hacer que esas gigantes llamas se reduzcan al tamaño de la que desprende un mechero, me hace sentir poderoso. Me siento grande. Me siento invencible. Puedo domarlo. Puedo controlarlo. Puedo someterlo y hacerlo plenamente mío con mis propias manos. Sé que puedo.
Siento en mi estómago cosquillas, nauseas y hasta un cierto nudo en la garganta. Como cuando por fin consigues quedar con la persona que te gusta y estás de camino a tu primera gran cita. Siento ese hormigueo y esos nervios que no molestan pero captan toda tu atención. Creo que me estoy enamorando.

Noto cómo mi mano me arde, suelto el trapo envuelto en llamas que sostengo, me miro la mano y veo que está en carne viva. Me asusto y suelto el mechero que tengo en la otra mano. Caigo de rodillas mientras, envuelto por el estupor, intercambio miradas entre las palmas de mis manos y la casa en llamas que tengo enfrente. Lágrimas comienzan a brotar de mis ojos golpeando una a una mi mano quemada. Me duele. Me duele mucho pero no me importa el dolor porque he vuelto a hacerlo, he vuelto a provocar un incendio...

Despierto sobresaltado de mi cama, con la cara llena de lágrimas y lo primero que hago es mirarme las manos. No hay ninguna herida. A continuación miro al frente. No hay ningún incendio. Aún es medianoche. Me vuelvo a recostar y mirando al techo me seco las lágrimas. Una vez más, otro incendio no me deja dormir.

viernes, 23 de febrero de 2018

Azul

Camino. Camino mucho y muchas veces no sé a dónde. 
Suelo caminar con la cabeza fija en mis pasos y no sé por qué, hoy me ha dado por mirar la cielo... Es precioso. Azul. Sin una sola nube que lo pinte o manche así la hegemonía del color. Un azul que he visto más veces pero que nunca me había parado a mirar en detalle. 
Sigo caminando y no dejo de mirar el cielo. Me tiene completamente ganado. 
-Tengo que subir a lo más alto para poder ver hasta donde alcanza el color. Me digo a mí mismo. 
Lo más cercano es un edificio, al que no sé muy bien cómo, logro subirme hasta la azotea. Allí ni el ruido molesta al vasto paisaje azul que está sobre mi cabeza. Me tumbo en el suelo de la azotea. Está frío pero no le doy importancia ya que sigo hipnotizado por el color. Me parece increíble que sea azul y ya está. Sólo azul. Después de un tiempo que desconozco estando en aquella posición, me incorporo y sigo queriendo ver hasta dónde alcanza el color. Me inquieta ver que nada molesta al cielo. Ni una sola nube. Ni rastro de la estela de un avión. Y me atrevo a decir que en todo este tiempo no he visto ni un triste pájaro. 
Estoy de pie en la cornisa ya que no puedo ir más allá. Pero sigo mirando hacia arriba. Me pongo de puntillas y coloco mi mano sobre mis cejas como el niño que se cubre del sol para ver más allá del horizonte, y hasta donde mis ojos pueden ver, sigue siendo azul. Mi mirada esquiva los edificios que tengo delante y aún con todo. No hay rastro de mancha. Es perfecto. Tan azul y tan perfecto que me enfada. ¿Por qué está tan tranquilo y nada le molesta? ¿Por qué está tan a gusto y nadie se atreve si quiera a pintarle una raya o llamarle perdedor...? ¿Por qué él puede estar sólo y yo no?
¿Qué pasa, que sólo estando en lo más alto se puede estar tranquilo? ¿Acaso yo aquí abajo no puedo ser feliz? ¿Te crees mejor que yo porque eres grande y respetado? ¿Te sientes feliz haciéndonos ver a los demás que somos meros insectos a tu lado, que somos mierda? ¿¡TE HACE FELIZ!?
Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos.
La impotencia se apoderó de mi. Envidio al cielo, quiero llegar a él...

Así que salto.


La verdad es que me gustaría conocer tu opinión respecto a lo que acabas de leer. El feedback siempre me anima a escribir o a pensar más. Conocer otras opiniones o puntos de vista me parece necesario. ¿Qué has sentido? ¿Te lo esperabas? ¿Estoy tarao? Lo que sea. Y sobre todo espero que te haya gustado.